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Mi perro ladra mucho

Algunos perros se exaltan excesivamente cuando las visitas llaman al timbre o cuando otros perros pasan cerca de la casa. Hay spaniels y terriers que ladran hasta a las moscas, y el labrador normalmente ladrará cada vez que una hoja caiga de un árbol. Ladrar es tan característico de los perros como mover el rabo o enterrar un hueso. Sería absurdo e inhumano intentar que tu perro dejara de ladrar por completo: “¡Se acabó el ladrar en esta casa!” Después de todo, ladrar un poco es extremadamente útil.

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Mis perros son mucho más eficientes que el timbre y mucho más convincentes que una alarma antirrobo. El objetivo es, por tanto, enseñar a los perros a que estén tranquilos y en silencio habitualmente y hagan sonar la alarma cuando haya intrusos en tu propiedad. El problema de los ladridos puede resolverse en beneficio propio mediante la dirección y la educación: en primer lugar, reduciendo de manera inmediata la frecuencia del ladrido antes de que nos volvamos todos locos y, en segundo lugar, enseñando a tu perro a ladrar y callar en el momento preciso.

Reduce la frecuencia del ladrido

Muchos perros ladran sobre todo justo después de que sus dueños se marchen por la mañana. La forma más sencilla de reducir inmediatamente la frecuencia del ladrido es darle alimento mediante mordedores rellenables de comida tipo kong; se pasará más de una hora extrayendo su desayuno de los mordedores, y en consecuencia se olvidará de ladrar.

No dejes fuera a un perro excesivamente ladrador. Los perros confinados en un patio están expuestos a muchas más perturbaciones y sus ladridos pueden molestar a los vecinos. Deja a tu perro cómodamente en una habitación acondicionada, con juguetes, agua, y por supuesto, no escojas la habitación mas pequeña, tu perro es un ser vivo, y al igual que tu puede sentir angustia en un sitio pequeño durante largos periodos de tiempo. Puedes dejarle con la radio encendida para enmascarar los ruidos externos. Sobretodo, y lo mas importante, sácale a dar un buen paseo antes de irte de casa, de esta manera pasará la mayor parte del tiempo solo durmiendo.

Enséñale a ladrar y callar

Resulta más sencillo enseñar a tu perro a estar callado cuando está tranquilo y centrado. Enseñarle a ladrar en el momento justo es el primer paso en el adiestramiento de “silencio”, capacitándote así para enseñarle a estar callado. Enseñar “silencio” resulta entonces mucho más fácil, porque tu perro ya no ladra de manera incontrolada: ¡ladra porque tú se lo pides!

Sitúa a un cómplice fuera de la puerta de entrada. Di “ladra” (o “habla”, o “alerta”) que será la señal para que tu ayudante pulse el timbre. Alaba profusamente a tu perro cuando ladre (incitado por el timbre), puedes incluso ladrar con él. Después de unos buenos ladridos, di “silencio” y menea un sabroso premio comestible frente a su hocico. El perro dejará de ladrar en cuanto huela la golosina, porque es imposible oler y ladrar simultáneamente. Alaba a tu perro mientras olfatea en silencio y dale entonces el premio.

Repite esta rutina una docena de veces o así y tu perro aprenderá a anticipar el sonido del timbre en cuanto le pidas que “hable”. Al final, ladrará después de tu orden y antes de que suene el timbre, señal de que ha aprendido a ladrar en respuesta a una instrucción. De forma parecida, aprenderá a anticipar las probables consecuencias olfatorias de tu petición de “silencio”. Habrás enseñado entonces a tu perro tanto a ladrar como a callar en el momento adecuado.

Al ir avanzando con los ensayos repetidos de “ladra” y “silencio”, incrementa de forma progresiva la duración del silencio necesario para obtener una recompensa comestible: al principio, solo dos segundos, luego tres, después cinco, ocho, doce, veinte y así en adelante. Alternando las instrucciones de ladrar y estar callado, al perro se le alaba y recompensa por ladrar y por mantenerse en silencio cuando se le pide.

Recuerda: habla siempre en voz baja cuando le des la instrucción de permanecer callado y refuerza el silencio de tu perro susurrando las alabanzas. Cuanto más bajo hables, más tenderá tu perro a prestar atención y escucharte (y, por tanto, a no ladrar).

 Fuente: RC

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