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¿Son buenos los parques caninos ?

Los parques caninos son entornos acotados creados para satisfacer las necesidades de la especie canina en cuanto a enriquecimiento físico, ambiental y social…

Sí, sí, claro, esta sería una definición teórica, pero lamentablemente no es lo que nos encontramos en la práctica.

Algunos ayuntamientos se vanaglorian de haber creado parques caninos en sus municipios, pero ¿a quién le han pedido asesoramiento para construirlos? ¿A algún especialista en la materia? A mí no, desde luego, y tampoco a ningún otro compañero mío.

¿Qué tenemos entonces en la realidad? Cuchitriles, zulos, barrizales, cagaderos, corrales, … Seguro que alguien podría aportar más adjetivos para definirlos.

Para más inri, en algunos podemos encontrarnos a los típicos “adiestradores de parque” o también “pseudoprofesionales” que se encargan de lo suyo, ya sabemos todos de qué.

Bien, un parque canino debería construirse en función de las necesidades de los perros. Para eso las entidades y corporaciones locales tendrían que pagar un asesoramiento especializado. Pero esto no existe.

Por otro lado está muy extendida la creencia de que llevar a un perro a un parque canino es bueno para que se socialice. Primero, el periodo de socialización tiene un principio y un fin, y debe llevarse a cabo con la regla de la habituación, mediante exposiciones controladas a estímulos sin experiencias negativas. ¿Es esto lo que se consigue en un parque canino? Pues a no ser que creamos en la “inundación o saturación” no, no es precisamente eso. Encontramos perros hacinados, sin control, sin educación, y dueños comiendo pipas o bebiendo cerveza.

Total, que en los parques caninos que tenemos no podemos socializar, ni tampoco tratar problemas de conducta. Quiero que esto le quede muy claro al que no lo tenga ya claro de antes.

Por supuesto, en los parques caninos también hay personas responsables, con perros educados, pero quedan empañados por el resto, por la falta de normativa y por la falta de espacio y de asesoramiento adecuado, y por la irresponsabilidad de los ayuntamientos.

Por Rosana Álvarez Bueno.