Cuidados para alargar la vida de nuestras mascotas
Cómo ha cambiado la vida de nuestras mascotas! Nuestro mejor amigo ha pasado de ser un trabajador o una mera herramienta en manos del hombre a ocupar por derecho y con todo tipo de honores un importante puesto en la estructura familiar. Este importante cambio se ha visto acompañado de un creciente interés y preocupación por todo lo referente a su salud: de comer lo que encontraba o lo que sobraba, se ha pasado a la creación de alimentos específicamente diseñados para ellos ; de no tratarlos fuera cual fuera su enfermedad (y como mucho aplicarles un honroso sacrificio) hemos pasado a la aplicación de los más avanzados medios diagnósticos y de tratamiento… En definitiva, el paso de los años y el avance cultural y económico de nuestra sociedad han permitido que las expectativas y la calidad de vida de nuestras mascotas hayan aumentado considerablemente.
En todo ello han intervenido dos protagonistas principales: el propietario y el profesional. El propietario, culturalmente más formado y con mayores posibilidades económicas, se ha hecho consciente de la multitud de beneficios que aporta una mascota en su entorno familiar. El profesional veterinario, mejor formado y con multitud de avances técnicos a su alcance, es capaz de aportar las soluciones necesarias para la innumerable avalancha de patologías que afectan a nuestros mejores y comunes amigos.
Sólo existe un problema: el nexo de unión entre profesional y propietario. Muchos propietarios son reacios por multitud de causas a acudir a la consulta del veterinario: precios, dificultad de transporte, escasa colaboración ante las pautas marcadas… ¿Y el veterinario?: recursos técnicos, creación ce campañas informativas, explicaciones adecuadas a cada tipo de propietario…
Es por ello necesario que en beneficio de la salud de nuestras mascotas la comunicación y la relación entre estas dos partes sea cada vez más fluida.
BASES DE LA SALUD
Hace no muchos años, un perro tenía unas expectativas de vida que no superaban los 10-12 años; actualmente podemos encontrar en nuestros hogares encantadores y saludables ancianos que alcanzan una media de entre 15 y 17 años de edad. ¿Cómo hemos conseguido esto?. Principalmente cumpliendo las siguientes y fundamentales bases de una buena salud:
1. Higiene: dentro de este marco no sólo se incluye la evidente higiene exterior de la piel, el pelo, los ojos, las orejas, los dientes…; en este apartado de higiene, una correcta educación conseguirá que nuestra mascota sea un ser integrado socialmente y por ello evite desgraciados accidentes, a sí mismo y al resto de los individuos. Dentro de la higiene, el juego y el ejercicio tienen un importante papel; nuestro animal necesita respirar aire puro, fortalecer sus articulaciones e interaccionar con todos los agentes externos (tanto saludables como patógenos) que el medio ambiente le propone. Uno de los mayores problemas que padece un animal en nuestra sociedad es el sedentarismo, algo que, por cierto, también afecta al propietario y que pueden evitar en feliz armonía mediante juegos y paseos en el exterior.
2. Alimentación: no nos cansaremos de remarcar la importancia de este punto como fuente de salud. Si la pauta responsable de aportar energía y nutrientes a nuestro amigo no es correcta, no podemos esperar que su vida sea sencilla y sana; lo más probable es que la inadecuada nutrición favorezca a corto, medio o largo plazo la aparición de patologías. Disponemos de la más variada gama de alimentos, en todas las presentaciones y de todas las marcas. Sólo debemos asesorarnos y seguir “a rajatabla” las recomendaciones del profesional. Con este sencillo proceder podéis estar seguros de que vuestro animal vivirá muchos años y con una estupenda calidad de vida.
3. Prevención: todos tenemos grabada en nuestro cerebro una popular frase: “Más vale prevenir que curar”. Grabada, está grabada, pero qué poco la utilizamos. Un correcto calendario de vacunaciones y desparasitaciones evitará un gran número de patologías que afectan en muchos casos no sólo al animal, sino también al resto de la familia. Pero la prevención no es solamente vacunar y desparasitar; debemos tener presente la existencia de una gran variedad de programas preventivos que, coordinados por el profesional , conseguirán mejorar aún más el estado sanitario de nuestra mascota.