Lobos que dejaron de serlo por la cena
El origen de la domesticación de los perros es un interesante debate científico que no solo revela cómo apareció nuestro mejor amigo sobre la faz de la Tierra, sino que también desvela algunos aspectos de la historia humana. ¿Cuándo y dónde sucedió? ¿Quién fue el primer hombre que se hizo acompañar por una mascota? En 1907, el científico inglés Francis Galton sugirió que los perros entraron por primera vez nuestras vidas cuando nuestros antepasados atraparon cachorros de lobo y los adoptaron como mascotas. Esta hipótesis se mantuvo durante décadas, pero finalmente los científicos se dieron cuenta de que la domesticación debía de ser un proceso largo y complicado que no sucedió repentinamente, sino que llevó cientos o incluso miles de años. En 1977, los científicos descubrieron un cachorro enterrado en los brazos de un ser humano bajo una casa de 12.000 años de antigüedad en el norte de Israel, lo que sugería que los canes fueron domesticados en Oriente Medio, poco antes de que los humanos se iniciaran en la agricultura. Pero más tarde se encontraron nuevos cráneos en cuevas de Rusia y en Alemania 4.000 años más antiguos, lo que indicaba que los perros acompañaron a nuestros antepasados en Eurasia cuando aún eran cazadores-recolectores. Con independencia del lugar y el momento, en el que no se ponen de acuerdo, lo que la mayoría de los investigadores cree que ocurrió, fue que los perros dieron el primer paso para domesticarse a sí mismos a cambio de una rica cena. En sus asentamientos, los primeros humanos dejaban a su alrededor una buena cantidad de restos de animales, cadáveres que suponían un foco de atracción para los lobos. Los más audaces se acercaron para alimentarse y, seguramente, esto hizo que sobrevivieran más tiempo y tuvieran más crías. Este proceso, generación tras generación, produjo animales del mismo perfil, cada vez más atrevidos y más confiados ante los humanos, hasta que llegó el día que uno de ellos se acercó y comió de la mano de uno de los nuestros. Ahí empezó la segunda fase de domesticación de los perros. Nuestros antepasados se dieron cuenta de que esos seres curiosos y hambrientos podían serles útiles y comenzaron a criarlos para convertirlos en mejores cazadores, pastores y guardianes. Los investigadores han comparado miles de esqueletos de antiguos perros y lobos, y han descubierto un aplanamiento de las puntas de las vértebras dorsales de esos perros, lo que sugiere que los animales transportaban pesadas mochilas a la espalda. Estos servicios, además de su destreza en la caza, pudo resultar crucial para la supervivencia humana, permitiendo incluso a los humanos modernos tener una ventaja frente a la otra especie humana inteligente, los neandertales.
Fuente: ABC